/ojs3/public/css Ferriz Mas BC , Pérez Muñoz C , Barroso Chirino C , and Díaz Rodríguez M: RECOMENDACIONES DURANTE LOS PRIMEROS 1.000 DÍAS PARA PREVENIR LA OBESIDAD INFANTIL. CONSEJOS A LAS FAMILIAS

ISSN: 2695-2785

Volume 2, No 3 (), pp. -

Doi: -

Ferriz Mas BC , Pérez Muñoz C , Barroso Chirino C and Díaz Rodríguez M

RECOMENDACIONES DURANTE LOS PRIMEROS 1.000 DÍAS PARA PREVENIR LA OBESIDAD INFANTIL. CONSEJOS A LAS FAMILIAS

Abstract: Resumen La obesidad infantil es una enfermedad con una prevalencia creciente asociada con el desarrollo de otras patologías. Sabemos que las medidas más efectivas para prevenirlo son la prevención. Los primeros 1000 días de vida, desde la concepción hasta los dos años de edad, son un período crítico para el desarrollo de la obesidad infantil. Esto se debe a que es un período de máxima plasticidad en la programación inicial, en el que los factores ambientales (programación) pueden tener una influencia significativa en la salud futura. Además de estos, hay otros factores, que podemos llamar "educables", relacionados con los hábitos de las familias, que están comenzando a adquirirse en estas etapas muy tempranas de desarrollo y que también se han asociado con un mayor riesgo de obesidad infantil. La observación del efecto acumulativo de diferentes factores de programación y factores educables sobre el riesgo de desarrollar obesidad infantil sugiere que, para lograr la máxima efectividad en la prevención primaria, las intervenciones deben diseñarse para actuar sobre la mayor cantidad posible de ellas. Dependiendo de cuándo aparezcan estos factores de programación metabólica relacionados con la obesidad infantil, podemos clasificarlos como prenatales y postnatales. Este artículo ofrece una serie de recomendaciones para el mejor manejo de estos factores de programación inicial en diferentes etapas, con el objetivo de ayudar a los niños a desarrollar un programa inicial adecuado capaz de prevenir enfermedades como la obesidad.

Keywords: 1000 días; Obesidad Infantil; Recomendaciones; Prevención

Los primeros 1.000 días de vida, desde la concepción hasta los dos años de edad, es un periodo crítico para el desarrollo de obesidad en la infancia. Es un periodo de máxima plasticidad de programación temprana, donde los factores ambientales, o factores de programación, pueden tener una influencia significativa sobre la salud futura. Esta etapa ofrece una oportunidad única para desarrollar intervenciones dirigidas a la prevención primaria de la obesidad y otras enfermedades no comunicables.

Otros factores, que podemos llamar “educables” precoces, relacionados con estilos de vida y conductas alimentarias de las familias, que comienzan a adquirirse en estas etapas tan tempranas del desarrollo, también se han relacionado con un riesgo aumentado de obesidad en la infancia: control del apetito/saciedad, hábitos de sueño, calidad del apego, tiempo de pantalla, actividad física, etc

La constatación del efecto acumulativo de los diferentes factores de programación y factores educables sobre el riesgo de desarrollar obesidad en la infancia sugiere que, para conseguir la máxima efectividad en la prevención primaria, las intervenciones deben estar diseñadas para actuar sobre el mayor número posible de ellos.

Dependiendo del momento en que aparecen estos factores de programación metabólica relacionados con la obesidad infantil podemos clasificarlos en prenatales (antes y durante el embarazo) y postnatales (0 a 2 años) (Tabla 1. Factores de riesgo precoces relacionados con la obesidad infantil).

Tabla 1. Factores de riesgo precoces relacionados con la obesidad infantil

Factores de Programación

temprana

Prenatales

Obesidad/sobrepeso materno

Incremento excesivo de peso materno

Diabetes mellitus gestacional

Desnutrición global o selectiva (Vitamina D, Ac. Fólico…)

Tabaquismo activo/pasivo

Cesárea

Postnatales

Lactancia materna exclusiva < 3 m

Aumento de peso rápido 1º año

Exceso de proteína láctea hasta el 1º año

Introducción precoz de alimentación complementaria

Déficit de vitamina D el 1º año de vida

Microbiota intestinal inadecuada

Factores “educables” precoces

Hábitos alimentación inadecuados (variedad, sabores…)

Falta de autorregulación del apetito

Apego no seguro

Hábitos de sueño inadecuados

Estilos de vida (TV, juego activo…)

ETAPA PRENATAL

Los factores de programación gestacionales que se han relacionado con la obesidad infantil son:

  • Peso elevado de ambos padres al inicio de la gestación, aunque es más determinante el exceso de peso de la madre. Tanto el sobrepeso (índice de masa corporal o IMC entre 25 y 30) como la obesidad (IMC por encima de 30) han demostrado su relación con obesidad de los hijos.

  • Aumento de peso excesivo durante el embarazo, sobre todo en el primer trimestre.

  • Diabetes gestacional.

  • Tabaquismo de la madre, tanto activo como pasivo, independientemente del número de cigarrillos.

  • Nutrición inadecuada. En nuestro medio se refiere a deficiencias de algunos nutrientes por una dieta inadecuada, poco variada, con alimentos de baja calidad nutricional, o por falta de los suplementos de vitaminas y nutrientes recomendados en el embarazo. Especialmente importante es asegurar niveles adecuados de hierro, iodo, ácido fólico, ácidos grasos omega 3 y vitamina D.

Recomendaciones:

Mantener una situación nutricional adecuada desde la adolescencia y durante toda la edad reproductiva, para llegar al inicio de la gestación con un índice de masa corporal (IMC) por debajo de 25.

Es importante llegar al embarazo con hábitos nutricionales y de estilos de vida saludables ya adquiridos, para seguir manteniéndolos durante el embarazo sin grandes esfuerzos.

Durante el embarazo se debe controlar la ganancia de peso para evitar sobrepasar los límites establecidos como saludables. El embarazo no es momento para perder peso, pero sí para hacer un ejercicio adecuado para cada mujer y asegurar una dieta saludable y compensada en los diferentes grupos de alimentos. Es conveniente la elaboración de menús saludables que sean compartidos por toda la familia. Esto también ayudará a evitar un aumento de peso excesivo durante la gestación.

No se aconseja un estilo de vida sedentario, salvo que exista alguna indicación médica al respecto. Se aconseja, al menos, caminar 1 hora al día dando un paseo, o mantener la actividad física habitual de la mujer antes de la gestación en embarazos no patológicos. Esto ayudará a controlar el peso, y tendrá beneficios sobre la salud de la madre y la descendencia.

Se recomienda la suplementación de vitamina D y otros minerales y vitaminas para evitar déficits selectivos durante la gestación.

Si los padres son fumadores se aconseja que dejen el tabaco antes del embarazo, para que el feto no reciba los tóxicos del humo de tabaco en las primeras semanas. Dejar de fumar durante el embarazo puede ser más difícil y además puede generar un estrés que también puede ser perjudicial para el feto.

Es aconsejable que la madre mantenga hábitos de sueño adecuados, sobre todo en el tercer trimestre del embarazo, para facilitar que el lactante adquiera ritmos de sueño adecuados tras el nacimiento.

ETAPA POSTNATAL

Después del nacimiento, los factores de programación temprana relacionados con la obesidad infantil son, en su mayoría, nutricionales:

  • Lactancia materna breve (menor de 3-4 meses) o lactancia artificial.

  • Incremento rápido de peso en el primer año.

  • Introducción precoz de la alimentación complementaria (antes de 4 meses).

  • Exceso de proteína láctea en el primer año.

  • Déficit de vitamina D

  • Microbiota intestinal inadecuada.

Además comienzan a desarrollarse los factores “educables” precoces (Tabla 1. Factores de riesgo precoces relacionados con la obesidad infantil).

Recomendaciones:

Es importante informar a los padres para que conozcan y respeten las necesidades de sus hijos/as.

Primer año de vida

Durante los primeros 6 meses de vida es recomendable la lactancia materna exclusiva. Durante la lactancia materna se aconseja que la madre consuma una dieta variada que evite déficits nutricionales y permita la transmisión de la mayor variedad posible de sabores a través de la leche, lo que facilitará la aceptación de la alimentación complementaria del lactante. Evitar el tabaquismo tanto activo como pasivo ya que este disminuye la cantidad y la calidad de la leche materna.

La lactancia materna protege frente a la obesidad infantil, tanto más cuanto mayor sea su duración. Este efecto de protección se puede producir por:

  • Aumento de peso menos acelerado.

  • Contenido adecuado de proteínas y otros nutrientes (HMOs). Mejora el sistema inmune.

  • Aporta lactobacilos: establece una microbiota intestinal adecuada.

  • Facilita la regulación de las señales de apetito/saciedad.

  • Transmite sabores de la dieta materna, facilitando la aceptación de una dieta variada.

La leche materna adapta su contenido en proteínas a las necesidades de crecimiento del lactante, disminuyendo sobre todo a partir de los tres meses y hasta el final del primer año.

La concentración de proteínas en las fórmulas lácteas permanece estable en valores superiores a las necesidades del lactante. Por eso en caso de la alimentación con fórmula es aconsejable utilizar las de menor contenido en proteínas, al menos durante los 12 primeros meses.

Las tomas deben ser lentas, para permitir que el lactante aprenda a reconocer las señales de saciedad, que aparecen tras 20 minutos aproximadamente de iniciar la toma. Si la toma es lenta se puede permitir la alimentación a demanda, sin presionar, para facilitar el desarrollo de la capacidad de autorregulación de la ingesta. Es importante saber identificar los signos de apetito/saciedad en el lactante.

No introducir alimentación complementaria nunca antes de los 4 meses, o seis meses si está con lactancia materna. Se aconseja introducir poco a poco, sin prisas. Reducir la ingesta de proteínas animales hasta los 12 meses. Evitar la introducción de sabores dulces como infusiones, zumos, miel, etc. por el riesgo de programar preferencia al sabor dulce. Introducir una dieta variada con frutas y verduras. Los sabores nuevos se aceptan mejor por repetición, sin presión.

Se aconseja la suplementación con 400 UI al día de vitamina D durante el primer año. Niveles adecuados de vitamina D a los 3 años se han relacionado con una mayor proporción de masa magra.

Podemos ayudar a regular el ciclo de sueño con luz/oscuridad. Un ambiente a oscuras favorece la producción de melatonina, que induce y mantiene el sueño. Evitar utilizar pantallas para inducir el sueño. No es recomendable tener televisor en el dormitorio.

Fomentar el desarrollo de vínculos de apego seguro durante el 1º año:

- Días de tranquilidad para fomentar una relación basada en el afecto.

- Promover una buena relación con los demás miembros de la familia.

Segundo año de vida

En el segundo año de vida se van a seguir desarrollando los mecanismos de programación. En esta etapa también se van a adquirir o a reforzar los hábitos y estilos de vida que van a favorecer o a evitar que desarrolle obesidad en los siguientes años de vida.

Es importante controlar la cantidad de proteína animal porque, como se demostró en el estudio español Alsalma, los niños españoles llegan incluso a triplicar sus necesidades de proteínas entre 1 y 3 años de edad. Este es uno de los motivos por lo que se aconseja mantener la lactancia materna en el segundo año. Se pueden hacer algunas consideraciones:

  • Es aconsejable calmar o inducir el sueño con otros recursos que no sea dar el pecho.

  • Intentar disminuir las tomas nocturnas para que pueda adquirir hábitos de sueño adecuados.

Se aconseja utilizar el biberón sólo para líquidos, nunca con cereales o purés. La ingesta de 400-500 ml de leche al día puede ser suficiente. Aunque puede tomar leche entera de vaca, las leches de continuación o crecimiento en polvo tienen menos proteínas y son una opción muy recomendable. Podemos ir sustituyendo el biberón por un vaso adaptado, así beberá más lento y favorecerá la regulación de las señales de saciedad.

Respecto al consumo de proteínas es aconsejable aumentar la de origen vegetal (legumbres) y favorecer el consumo de pescados frente a las carnes.

Otras recomendaciones sobre la alimentación en el segundo año de vida son:

  • La bebida habitual debe ser agua, además de la leche.

  • Los alimentos dulces, fáciles de aceptar, no deben formar parte de su dieta habitual (helados, golosinas, chocolate, azúcar, bollería industrial, zumos envasados, refrescos). Pueden programar su preferencia futura por este sabor.

  • Los sabores dulces no se deben utilizar ni para calmar ni para premiar. En general, no debemos utilizar la comida como premio o castigo.

  • La comida precocinada, los alimentos procesados o comidas de preparación rápida (hamburguesas, pizzas, etc.) no son adecuadas, pues contienen más grasas saturadas, azúcares y sal.

  • Ofrecer sabores y texturas variadas.

  • Se recomienda incorporarlos a la mesa familiar en las comidas diarias sin distraerle con juegos o pantallas; así aprenderá a comer con nosotros.

Si el niño rechaza un alimento, no se debe forzar a tomarlo. Hasta los 2-3 años tienen capacidad para ingerir la cantidad de alimentos adecuada a sus necesidades, si les ofrecemos una dieta variada y sin forzarlos. Los padres decidimos el tipo, calidad y variedad de los alimentos, pero debemos respetar su hambre.

Para favorecer la creación de estilos de vida activos, evitar sedentarismo y conseguir un sueño de calidad en menores de 5 años la OMS ha publicado en 2019 una Guía de Recomendaciones (Figura 1. Adaptado de: Recomendaciones sobre actividad física, comportamiento sedentario y sueño para menores de 5 años).

Figura 1. Adaptado de: Recomendaciones sobre actividad física, comportamiento sedentario y sueño para menores de 5 años

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Fuente: OMS 2019. https://apps.who.int/iris/handle/10665/311664

Una vez que ha cumplido dos años y han pasado los primeros mil días de su vida, la mayor parte de la programación metabólica que le acompañará durante toda su vida ya está desarrollada. A partir de ese momento, para prevenir la obesidad infantil debemos apoyarnos en otros factores, relacionados con los hábitos y estilos de vida. Algunos de estos hábitos ya los tendrá adquiridos desde el periodo de 1.000 días, y tendremos que ayudarle a reforzarlos y mantenerlos. Si la programación metabólica y la educación en hábitos y estilos de vida saludables ha sido adecuada, durante su desarrollo tiene una protección frente al ambiente obesogénico. Si ha presentado factores de programación de obesidad infantil, la adquisición de hábitos y estilos de vida saludables le ayudará a disminuir el riesgo de obesidad.

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Agradecimientos

Esta publicación ha sido posible gracias al programa de cooperación Interreg VA España-Portugal POCTEP - RISCAR 2014-2020.

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References